La paz pasa por el recuerdo de quienes murieron en la guerra.
Para llegar a esta paz debemos hacer memoria. Para hacer
memoria y crear espacios de reconciliación, debemos permitir que
la vida florezca de nuevas maneras. Por eso la muerte de quienes
nos acompañaron, debe ser la semilla para crear una nueva vida,
una nueva forma de ser y estar, una nueva forma de relacionarnos
con los demás.